Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2019

29. EL TARRO DE CREMA

Imagen
No es la primera vez que me encuentro con una señora con capacidad mental dudosa. Recuerdo una anécdota que viví con una antigua compañera de trabajo  (además de amiga) .   Nos encontrábamos reponiendo la tienda, era una tarde muy tranquila, en ese momento estábamos las dos en el mostrador cuando de repente en la puerta de entrada a la tienda se asoma una cabeza de una señora de unos ochenta y tantos años, canosa y con gafas (no se si su cuello era elástico, porque no se veía el cuerpo solo se asomaba una gran cabeza).   No se me olvidará esos grandes ojos abiertos de par en par color azul grisáceo mirándonos fijamente con una sonrisa que llegaba de oreja a oreja.   Las dos nos quedamos petrificadas mirando esa cabeza (no sé porque me recordaba a cuando te mira un avestruz).   Sin decir nada, entra en la tienda y empieza a andar como las gallinas en un granero, moviendo a cabeza de un lado a otro examinando la tienda.   Nosotras seguíamos sin articular palabra, reaccionamos

28. LA SEÑORA IRRITANTE

Imagen
Una mañana tranquila entró una señora muy seria, su forma de mirar me producía temor, sabia que algo no iba a ir bien (y no me equivocaba).  Esta señora de unos sesenta y muchos de años,  pelo ondulado rubio recogido en una pequeña coleta. De complexión regordeta y bajita, vino para hacerle un recado a su hijo.   Se acerca al mostrador y me dice:  Señora: -Quiero el fijador que se lleva mi hijo- Yo: -¿Qué fijador se lleva su hijo?- le pregunto.   Muy seria, me dice con voz de enfadada:  Señora: -Pues la que me llevo siempre-. (Juraría que es la primera vez que la veía pero son tantas mujeres que le di un voto de confianza y pensé que no la recordaba).  Sin alzar la voz para no ponerme a su altura, le digo sonriendo: Señora: -Sois tantas clientas que es muy difícil que me acuerde de los productos que se llevan. ¿Hace mucho que lo compró?-.   Ella más seria y alzando mas la voz, me dice:  Señora: -Hace más de un año, ese producto dura mucho.  Además deberías de sab

27. PREGUNTA ABSURDA V

Imagen
Cliente: -¿Dónde pueden vender lentillas?-        Yo: - No se... puede que... a lo mejor.... en una óptica.-  (Sarcasmo)       Cliente: -¿Tu crees que allí lo pueda encontrar?- Yo:

26. PREGUNTA ABSURDA IV

Imagen
Clienta :  -Este eyeliner es muy malo, no pinta nada. Se gasta muy pronto. Lo he comprado ya dos veces y ninguno me ha valido.-  Yo: No se preocupe, lo dejaré dicho al proveedor. ¿Le ayudo en algo mas?-              Clienta: -Si dame el mismo eyeliner a ver como me va esta vez.-

25. PREGUNTA ABSURDA III

Imagen
Hora del cierre de la tienda, cuando de repente una clienta me abre la puerta y me ven en medio de la tienda a oscuras, con la chaqueta y el bolso colocado…  Clienta:  -¿Está cerrado?. Mi mente:  ( No lo está, es que me encanta trabajar a oscuras )

24. PREGUNTA ABSURDA II

Imagen
  Clienta q ue  mira un producto de la tienda, y después de leerle y releerle la etiqueta, me mira y me pregunta: -¿Es bueno este producto?-.   Mi mente: (No, lo vendo por lo malo que es señora)

23. PREGUNTA ABSURDA I

Imagen
Muchas veces hay clientes que me hacen algunas consultas un tanto sin sentido. E incluso llego a jugar a las adivinanzas con ellos.  Como por ejemplo: C lienta:  -Hola buenos días, acabo de comprar este producto para el cabello en el supermercado de al lado. ¿Puedes decirme como se usa?-       Yo:   Mi mente: (Espere voy al supermercado a estudiar como van sus productos)

21.LA PENSATIVA ATACA DE NUEVO

Imagen
A l día siguiente, a las 20:00h de la tarde, la chica estatua volvió a la tienda, pero esta vez se trajo una amiga.   También vestía con atuendo sport, con gafas y media melena morena.  Pero para mi sorpresa esta chica era todo lo contrario a su amiga, se movía mucho y no paraba de hablar: Chica veloz: -¿Tienes polvos translucidos? ¿Para qué sirven?... ¿Y para hacer el rabillo? Es que yo no sé hacérmelo, una vez lo intenté y no veas lo que me hice en el ojo… ¿iluminador, tienes iluminador?- (Que de palabras escupió esa chavala en cuestión de segundos).   Me avasalló de tal manera, que no salí ni del mostrador.  Desde allí veía como una se movía a cámara rápida y la otra chica a cámara lenta (y no exagero).   Así que respiré profundamente, salí del mostrador, puse en orden en mi cabeza todo lo que me había pedido y empecé por enseñar un “estampador de rabillo”.    Miro a las dos chicas boquiabiertas, y veo movimiento en el brazo derecho de la chica estatua, con intenció

22. LAS PARANOICAS DE LOS COLORES

Imagen
Tengo un tipo de clientas que  suelen venir cada mes con la misma duda existencial… Que color de pelo me pongo. Me hacen que le saque la carta de colores de tinte que usa todos los meses, ellas mientras sacan la solapa cortada de la caja de tinte, con el número del último color que usó (cosa que agradezco).    Vamos a poner que la clienta usa el color 6,13 de la marca que siempre compra.   Empieza mirando la carta color por color, mientras te cuenta el mismo problema que tienen todos los meses:  Clienta:-¡Vamos a ver! me gustaría cambiar. Es que el color me lo veo pajizo… ¿Cómo lo ves?-  Yo: -Pues… yo te veo bien, un color marrón, como el color que me traes.   ¿Sobre qué tono quieres cambiar? ¿Dorado, ceniza, beige…?- Se queda pensativa sin parar de toquetear los pelos que sobresalen de la carta de colores, como si de tanto frotarlos le saliera la inspiración. Clienta: -Mmmm… creo que voy a probar con este-  Me señala el color 6,31 (no es que se diferencie mucho del q

20. LA PENSATIVA

Imagen
Me quedaba solo una hora para terminar mi jornada laboral, y todavía tenía que colocar los últimos maquillajes del pedido que llevaba liada desde hacía tres días.  Mientras, una clienta alucinaba con los nuevos colores de esmaltes de temporada y dudando que color iba a comprar. De pronto aparece una chiquilla de unos 16 años, vestida con un atuendo sport,  gafas de pasta y pelo rubio alborotado recogido con un moño mal peinado; no paraba de mordisquearse el dedo indice, señal que se trataba de una chica un tanto tímida. Cuando se encontraba a escasos dos pasos de mí, me pregunta con un tono de voz muy bajito para el oído humano: Chica: -Hola, ¿me puedes ayudar a buscar un maquillaje para mí?-, (mi yo interior pensó: -¡¡Uff!! Maquillajes ahora no-). Me centré, levante la mirada y saque una sonrisa para no asustar a la introvertida clienta, me acerque al stand de maquillaje y le indique los maquillajes que tenía:  Yo:-¿Lo quieres fluido o más tipo mousse?- pregunté.   Al

18. EL RELOJ

Imagen
Recuerdo una señora muy mayor, de unos ochenta y pico de años, que aparte, de andar muy despacio y encorvada, me llamó la atención el pellejo que le colgaba de la garganta, el mismo pellejo que le suele colgar a los pavos debajo del pico.    También me llamó la atención la forma tan fija en la que me miraba, paso por delante del mostrador de una punta a otra sin quitarme ojo.   Yo me encontraba en ese momento hablando por teléfono con mi compañera para pedirle que me trajera algunos productos que me faltaban. Veo que la señora se queda parada delante del stand de los maquillajes mirándome sin parpadear, me dio mucha grima . Cuando colgué el teléfono, la señora empezó a avanzar hacia a mí a cámara lenta, al llegar al mostrador estira el cuello haciéndose más largo el pellejo que le cuelga y me dice:  Señora: -¿Has dejado de hablar ya?- Yo:  -Si-. Encoje el cuello volviendo el pellejo colgante a su posición y me dice:  Señora: -No lo he traído, pero era para hac

19. FREGAR

Imagen
Fregar la tienda es toda una odisea… tengo la sensación que cada vez que cojo la fregona, las clientas están escondidas  por las esquinas de la calle para pisarme lo fregado. Si lo hago por la noche… espero a estar un rato tranquila, es decir, sin clientas.  Por ejemplo, si mi hora de salida es a la 20:30h., y a partir de las ocho y cuarto no entra nadie, eso me da tiempo de preparar el cubo, fregar y contar la caja mientras se seca el suelo.  Y de ese modo cerrar la tienda oliendo a limpio hasta la mañana siguiente.   Pero cuando ya lo tengo casi todo el suelo limpio, siempre hay alguien que entra a las 20:25h y me deja el suelo lleno de huellas, como un salón donde dan clases de baile. Da igual si dejo el cubo de la fregona a la vista o que el suelo se vea mojado… da igual, tienen que pisarme.  Y lo peor es que no son clientas que estén trabajando y su hora de salida sea similar a la mía, son clientas que se pasan toda la tarde paseando mirando el escaparate sin entrar, espe