28. LA SEÑORA IRRITANTE

Una mañana tranquila entró una señora muy seria, su forma de mirar me producía temor, sabia que algo no iba a ir bien (y no me equivocaba).  Esta señora de unos sesenta y muchos de años,  pelo ondulado rubio recogido en una pequeña coleta. De complexión regordeta y bajita, vino para hacerle un recado a su hijo.  

Se acerca al mostrador y me dice: 

Señora: -Quiero el fijador que se lleva mi hijo-

Yo: -¿Qué fijador se lleva su hijo?- le pregunto.  

Muy seria, me dice con voz de enfadada: 

Señora: -Pues la que me llevo siempre-. (Juraría que es la primera vez que la veía pero son tantas mujeres que le di un voto de confianza y pensé que no la recordaba). 

Sin alzar la voz para no ponerme a su altura, le digo sonriendo:

Señora: -Sois tantas clientas que es muy difícil que me acuerde de los productos que se llevan. ¿Hace mucho que lo compró?-.  

Ella más seria y alzando mas la voz, me dice: 

Señora: -Hace más de un año, ese producto dura mucho.  Además deberías de saber lo que compra tus clientas o ¿no sabes lo que vendes?-.  

Atónita a su repuesta, respiro y sigo diciéndole sin alzar la voz: 

Yo: -Señora, no me acuerdo lo que he vendido hace cinco minutos, me voy acordar de lo que vendí hace un año-.  

Al escuchar la repuesta, en el rostro de la señora aparece una sonrisa maléfica, como si le gustara sacarme de quicio. Intento calmarme, respiro profundamente y le pregunto: 

Yo: -¿Su hijo no le ha dicho la marca o le ha enseñado el bote del fijador?-, 

Vuelve a poner cara de molesta y dice: 

Señora: -Mi hijo no sabe dónde tiene la cabeza, ese se va a acordar de la marca, seguro que el tarro lo habrá tirado, ¿para qué va a guardar un tarro vacío?- (me estaba temiendo que tendría que enseñarle todos los tarros de fijadores), -Enséñame lo que tienes- (no me equivoqué).

Salí del mostrador, y la llevo a la zona donde tengo varios tarros de gel fijador.  Empiezo a mostrarles todos los geles, cremas y ceras que hay en la tienda.  Cojo un fijador, se lo muestro y le digo: 

Yo: -¿La fijación que usa es fuerte?-

Con voz de enfadada me dice: 

Señora: -Ah tu sabrás cuál es la mejor- (ya esta situación me estaba pareciendo surrealista, me quede esperando que entrara por las puertas una cámara de televisión con un tío entregándome un ramo de flores con el muñeco de “inocente, inocente”, pero no, era muy real).

Yo: -No es por mejor, es como se peina su hijo. Por si necesita más o menos fijación.- le digo ya un poco más seria.  

Señora: –Pues se peina con su peine, no sé para que se echa el fijador.  ¿De verdad que no te acuerdas la que me vendiste?- me dice clavándome la mirada, como si la estuviera engañando.  

Ya más seria y alzando un poco más la voz le digo: 

Yo: -Le vuelvo a decir que no puedo acordarme de todo lo que vendo, me paso muchas horas aquí metida y entra mucha gente-.

  Vuelve esa sonrisa malvada, (parece que deseaba que yo me molestara) y me dice: 

Yo: -Pues dame la que tu veas, pero la mejor-.  

Cogí un fijador de fijación media, y me fui para el mostrador intentando relajarme.  La mujer con su cara de amargada me dice:

Señora: -¿Cuánto es?, ¿tiene descuento?-,  

Sin quitar la vista al teclado del ordenador le contesto: 

Yo: -Si tiene descuento, tengo ahí el cartel que lo especifica.- 

La mujer con una sonrisa de satisfacción me dice: 

Señora: -Muy bien, es que he visto el cartel del 30%, vaya que no te des cuenta y no me hagas el descuento-.  

No quise ni responder, le cobre y vi cómo se alejaba con su cabeza muy alta.

Suelo ser muy agradable con la gente, pero este tipo de personas sacan lo peor de mí.  

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