18. EL RELOJ


Recuerdo una señora muy mayor, de unos ochenta y pico de años, que aparte, de andar muy despacio y encorvada, me llamó la atención el pellejo que le colgaba de la garganta, el mismo pellejo que le suele colgar a los pavos debajo del pico.  




También me llamó la atención la forma tan fija en la que me miraba, paso por delante del mostrador de una punta a otra sin quitarme ojo.  Yo me encontraba en ese momento hablando por teléfono con mi compañera para pedirle que me trajera algunos productos que me faltaban.

Veo que la señora se queda parada delante del stand de los maquillajes mirándome sin parpadear, me dio mucha grima.




Cuando colgué el teléfono, la señora empezó a avanzar hacia a mí a cámara lenta, al llegar al mostrador estira el cuello haciéndose más largo el pellejo que le cuelga y me dice: 

Señora: -¿Has dejado de hablar ya?-
Yo: -Si-.

Encoje el cuello volviendo el pellejo colgante a su posición y me dice: 

Señora: -No lo he traído, pero era para hacerte una pregunta.  No lo traigo encima pero lo traigo mañana- (Ya empezamos con las adivinanzas pensé). 

Yo:-Dígame señora- le digo para que fuera directa al grano.  

Se queda mirándome seria y me dice: 

Señora: -¿A qué hora te puedo traer el reloj?, para que le arregles la correa que se le ha roto.  Pero yo mañana te lo traigo… Es que no lo he traído porque quería preguntar antes… además tenía que venir al banco para sacar dinero, y como estaba el banco, una cola….-. 

Antes de que siguiera con su monologo (se me estaba llenando la tienda de clientas por culpa de la señora) le digo: 

Yo:-Señora aquí no arreglamos relojes, esto es una tienda de productos de belleza-.

La señora mueve su cuello colgante para mirar la tienda de arriba abajo, vuelve su mirada hacia a mí y me dice: 

Señora: -¡Ah! Vale… de todos modos no he podido traer el dinero tampoco.  Había mucha gente en el banco-

Le vuelvo a insistir: 

Yo: -Pero aquí no arreglamos relojes-.

La señora no asimilaba muy bien mi repuesta, seguía delante del mostrador mirándome sin pestañear y me vuelve a decir:

Señora: -¿No arregláis relojes?-

Yo:-No- le contesto. 

Da dos pasos lentos hacia la puerta y me dice: 

Señora:-De todos modos no lo he traído, ni el dinero tampoco… pero si aquí no lo arregláis lo llevare a otro sitio… Adiós- y lentamente se va para la salida.

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