19. FREGAR
Fregar la tienda es toda
una odisea… tengo la sensación que cada vez que cojo la fregona, las clientas
están escondidas por las esquinas de la
calle para pisarme lo fregado.
Si
lo hago por la noche… espero a estar un rato tranquila, es decir, sin
clientas. Por ejemplo, si mi hora de
salida es a la 20:30h., y a partir de las ocho y cuarto no entra nadie, eso me
da tiempo de preparar el cubo, fregar y contar la caja mientras se seca el
suelo. Y de ese modo cerrar la tienda
oliendo a limpio hasta la mañana siguiente. Pero cuando ya lo tengo casi todo el suelo limpio, siempre hay alguien que entra a las 20:25h y me deja el
suelo lleno de huellas, como un salón donde dan clases de baile.
Da igual si dejo el cubo de la fregona a la vista o que el suelo se vea mojado… da igual, tienen que pisarme. Y lo peor es que no son clientas que estén trabajando y su hora de salida sea similar a la mía, son clientas que se pasan toda la tarde paseando mirando el escaparate sin entrar, esperando que llegue la hora del cierre, parar entrar, mirar y no comprar.😤
Da igual si dejo el cubo de la fregona a la vista o que el suelo se vea mojado… da igual, tienen que pisarme. Y lo peor es que no son clientas que estén trabajando y su hora de salida sea similar a la mía, son clientas que se pasan toda la tarde paseando mirando el escaparate sin entrar, esperando que llegue la hora del cierre, parar entrar, mirar y no comprar.😤
Como
la noche es casi imposible, lo he intentado a primera hora, nada más abrir. Siempre suele ser una hora tranquila, menos cuando me dispongo a fregar, que entra las clientas acompañada
de sus carros de la compra, ¡¡hora punta de carros en la tienda!!. El suelo parece un cruce de vias entrelazadas.
Después de hacer varios intentos durante una hora, paso de fregar y lo intento al cierre del mediodía (ya que trabajo a turno partido). Pues ídem de lo mismo que la noche, siempre viene la clienta que le gusta mirar productos los cinco minutos antes de cerrar.
Después de hacer varios intentos durante una hora, paso de fregar y lo intento al cierre del mediodía (ya que trabajo a turno partido). Pues ídem de lo mismo que la noche, siempre viene la clienta que le gusta mirar productos los cinco minutos antes de cerrar.
Bueno
solo me quedaba por probar a primera hora de la tarde, que suele ser muchísimo
más tranquilo, porque que clienta recién comida, (con ese
sueñecito que entra a esa hora) va a acercarse a comprar a la tienda… Pues como la friegue viene seguro, aunque
solo sea por dejarme las marcas de las suelas de los zapatos en el suelo recién
fregado. Porque eso sí, siempre,
siempre, siempre, siempre, esperan a que tenga todo el suelo fregado. El día que consigo fregarla sin una pisada me
pongo a bailar de alegría.
Tengo
que decir, que también tengo clientas que son más despistadas, y cuando se dan
cuenta que me han pisado me piden mil disculpas y se apartan. O las que nada más entrar se dan cuenta y me
hacen el favor de entrar más tarde con tal de no pisarme lo fregado (señal de que friegan en sus casa).
Pero
las que le importa un pito (yo he llegado a la conclusión que no han cogido una
fregona en su vida), esas encima son las más maleducadas...
Una vez, fregué a primera hora, conseguí fregarla entera, la tienda olía a limpio floral y el suelo resplandecía. Dos clientas hicieron el intento, pero estas eran de las prudentes y prefirieron dar una vuelta antes de pisarme el suelo, yo se lo agradecí. Pero de pronto aparece una mujer de unos cuarenta y pocos de años, rubia de ojos claro. De estatura media y delgada, llevaba unas botas negras de suela de goma gorda, y dio cuatro pasos…pero con fuerza (un poco más en vez de dejarme la huella, me hace un boquete en el suelo). Como tenía colocada la fregona en medio de la tienda con el palo de la mopa apoyado a una estantería, como señal de que el suelo esta mojado. La señora se para en seco delante del cubo de la fregona, vuelve la mirada hacia mí, muy seria y me dice:
Señora: -¿No puedo entrar dentro?-
Yo intento no sacar el ogro que acababa de despertar esta mujer, respiro y sonriendo le digo amablemente:
Yo: -Esta todo fregado, si necesita algo dígamelo y yo se lo cojo-
Ella sin hablar se da media vuelta y se dirige a la salida. Le vuelvo a decir:
Yo:-Dime lo que necesita y yo se lo cojo- y sin decir ni mu, muy seria se marcha.
Una vez, fregué a primera hora, conseguí fregarla entera, la tienda olía a limpio floral y el suelo resplandecía. Dos clientas hicieron el intento, pero estas eran de las prudentes y prefirieron dar una vuelta antes de pisarme el suelo, yo se lo agradecí. Pero de pronto aparece una mujer de unos cuarenta y pocos de años, rubia de ojos claro. De estatura media y delgada, llevaba unas botas negras de suela de goma gorda, y dio cuatro pasos…pero con fuerza (un poco más en vez de dejarme la huella, me hace un boquete en el suelo). Como tenía colocada la fregona en medio de la tienda con el palo de la mopa apoyado a una estantería, como señal de que el suelo esta mojado. La señora se para en seco delante del cubo de la fregona, vuelve la mirada hacia mí, muy seria y me dice:
Señora: -¿No puedo entrar dentro?-
Yo intento no sacar el ogro que acababa de despertar esta mujer, respiro y sonriendo le digo amablemente:
Yo: -Esta todo fregado, si necesita algo dígamelo y yo se lo cojo-
Ella sin hablar se da media vuelta y se dirige a la salida. Le vuelvo a decir:
Yo:-Dime lo que necesita y yo se lo cojo- y sin decir ni mu, muy seria se marcha.
Pero ahí no queda la cosa, dos horas después vuelve a la tienda, me mira sin decir ni hola como entró la primera vez, y se dirige al fondo de la tienda. Da la vuelta a toda la tienda, sin coger nada y de la misma manera sale a la salida, si ni siquiera despedirse la muy… señora!!
A veces hay otros clientes, que sin preguntarme, le dan igual
que el suelo este mojado y la fregona se interponga en su camino. Lo que hacen es apartarme la fregona con muy mala forma, sin importarle si el palo de la mopa choca con alguna estantería de la tienda y me pisotea todo lo que acabo
de fregar, sólo para mirar lo que tengo en el fondo de la tienda sin comprar
nada, y encima te miran con desprecio por colocar la fregona en medio… ¿la
explicación a esta aptitud? Que son felices así, mientras a mí no me queda
otra que coger la fregona y repasar otra vez el suelo conteniendo las ganas de
meterle el mocho en la boca.
Estarás
pensando que porque no friego cuando la tienda está cerrada… lo he hecho, pero
eso significa que lo tengo que hacer fuera de mi horario de trabajo. Porque es coger el cubo para fregar, y aparecer por la puerta alguna clienta. O peor, con la puerta cerrada tengo que perder el tiempo con las clientas que me pegan en la puerta para saber si he cerrado.
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