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Mostrando entradas de noviembre, 2019

17. DEPILACIÓN DE NARIZ

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Una mañana tranquila me encontraba con mi compañera reponiendo la tienda, cuando aparece un hombre de unos sesenta y pico años, bajito y corpulento de pelo oscuro, un tanto acelerado buscando un aparato para poderse quitar los pelos de la nariz. El hombre no paraba de hablar de porque quería el aparato con pelos y señales (no hacía falta tanta explicación, pero quien paraba esa locomotora):  Señor:- A ver si me sirve… ¿Qué precio tiene?... puedo ver el aparato… es que no encuentro ninguno que funcione… a ver, a ver…-. Le saco el aparato y rápidamente me lo quita de las manos y empieza a abrir la caja para sacarlo, no me deja articular palabra, el hombre solo hablaba y hablaba sin escuchar:  Señor: -¿Qué va con pilas?... ¿cortará no?- Mi compañera que se encontraba detrás de él no paraba de reír en silencio, yo intentaba no mirarla porque se me escapaba la risa.  Pero ya no pude aguantar más la risa, cuando ese hombre me dice:  Señor: -¿Cortará bien?... ayer estuve

16. CORRECTOR NEGRO

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Una mañana entra una señora de unos sesenta y algo de años, muy delgada y de estatura media.   Llevaba una vestimenta con un blusón ancho y unos pantalones anchos pero no estilo de “hippie”, sino de dejada porque la ropa tenía más arrugas que un gusano frenando.   Su melena era una maraña de pelo estropajoso de color rubio pajizo entrecano.   Suelta su carrito de la compra (no creo que estuviera lleno de comida precisamente ), se acerca al mostrador y con una gran sonrisa me dice algo nerviosa:  Señora: -Hoolaa, ¿tienes un corrector  para mí? ¡jejeje!-, no paraba de frotarse el ojo derecho con el dedo índice, un poco más y me salta el ojo encima. Yo: -¿De qué tipo usa el corrector?- le pregunto sabiendo que no iba a ser una clienta fácil.    Ella que seguía refregándose el ojo una y otra vez, me dice:  Señora: -El que yo uso no me dura nada, lo quiero resistente al agua ¡jejeje!- y se va directa al stand de maquillaje. Respiro profundamente y le digo:  Y

15. EL TIO DE LAS GOMINAS

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Un día, entró un señor de unos treinta y muchos de años, moreno de piel,  con el pelo rapado por lo laterales y un poco más largo arriba de la cabeza formando un pequeño tupé. De estatura era más bien bajito y de complexión  corpulenta.   Muy nervioso, recuerdo que me hablaba siempre muy acelerado y sin parar de moverse de un lado a otro. Nada más entrar, se acerca al mostrador y me pregunta con voz muy acelerada: Señor: -¿Tititienes gomina papapara el pelo?-.  Yo inocente de mí, le saco dos tipos de gominas; una con fijación fuerte y otra con efecto mojado que es más suave. El hombre acelerado mueve los ojos rápidamente, mirando la gomina que tengo sujeta en la mano izquierda y la que tengo en la mano derecha.  Después de unos minutos, se para y levanta la mirada:  Señor:-¿Qué diferencia hay?- Yo: -Una tiene fijación fuerte (levanto la mano izquierda donde estoy sujetando la gomina) y la otra es efecto mojado. Es más suave y te da más brillo al cabello (y levanto l

14. LAS IMPACIENTES

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Todos los meses hago un pedido de productos de maquillajes para abastecer los tres muebles que hay.   Las firmas que venden en la tienda son muy conocidas por las “ influencers ” del maquillaje, y mis clientas suelen ser muy seguidoras de ellas, es decir, que sus ventas son a diario y tienen mucha demanda estos productos.   Suelo pedir para que me duren un mes las existencias, el tiempo suficiente para que la proveedora me vuelva a visitar, así que imagínate el volumen de productos que puedo pedir.   Muchas veces si en fábrica se quedan sin un producto o se han vendido más de la cuenta de dicho producto y me quedo sin él, tengo a esas clientas días tras días preguntándome por si ha llegado dicho producto… puede llegar a ser muy estresante. Pero más estresante es cuando por fin recibo el pedido (que suelen ser entre siete o diez cajas de cartón, con una dimensión de 30X60.   Todas las cajas están llenas de pequeños productos de maquillajes mezclados y revueltos entre sí por tod

13. ROBOS

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Si hay algo que toda comercial teme encontrarse es con los ladrones y timadores. Cada vez que he vivido una situación de hurto con alguna persona que pensaba que era una clienta, acabo pasándolo muy mal (aunque es verdad que con el tiempo lo deja como otra anécdota y mirando el lado positivo… “de palos se aprende”). Por desgracia, he vivido muchas situaciones incomodas, y con el tiempo he aprendido algunos trucos para poder descubrir a este tipo de especímenes que se ocultan entre la sociedad consumista: -   Punto Nº1 :  Las apariencias engañan.   Nunca hay que fiarse de las pintas que lleve, cualquiera puede robarte sin que te des cuenta.        Una vez, me encontraba atendiendo en el mostrador a unas señoras, cuando de repente entra, sin saludar, una mujer de unos cuarenta y pico de años muy bien vestida y con una apariencia más bien normal.   Lo primero que me escamó fue la forma tan directa de entrar al fondo de la tienda, siempre tengo un espejo grande puesto en la es

12. TRENCITAS. PRESENTACIÓN

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De entre todos mis clientes, tengo una que destaca entre todos.  Es la clienta mas desesperante que me he encontrado, ella es "Trencitas".   La voy a llamar así, porque cuando la conocí tenía la cabeza llena de trencitas muy largas. (Y como no quiero poner nombres propios me referiré a ella con ese nombre) Esta chiquilla de unos veinte años, ha sido una clienta que ha dejado huella en la tienda. Estar con ella, sí que era una tortura psicológica.         La primera vez que entró Trencitas, lo primero que me percaté fue en el hedor que desprendía, era totalmente nauseabundo (sin exagerar).  Su piel es muy clara, aunque su cara tenia  un tono marrón anaranjado  de tanto maquillaje que se echaba (ocho o diez tonos mas oscuro que su piel).  Solía vestir en pleno invierno con una chaquetilla corta blanca con el cuello manchado de su maquillaje de la cara y una camiseta corta debajo de la chaquetilla que dejaba al descubierto el ombligo, no es que sea gordita, pero su barrig