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42. LA LECTORA

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Sábado por la mañana, a falta de cinco minutos para cerrar.  Fue un sábado de mucho trabajo, no pare en toda la mañana.  Me disponía a hacer caja (los sábado por la tarde no se trabaja), cuando de repente entran dos mujeres en la tienda. Ninguna de las dos tenía pinta de haber cerrado rápido su negocio para comprar antes de que yo cerrara, como puede pasarle a mis compañeras comerciales de la zona.  Con la tranquilidad que entraron venían de haberse paseado por toda la zona comercial. Una de ellas, la más alta y delgada, llevaba el pelo ondulado a media melena de color rojo anaranjado.  Portaba unas gafas de pasta en un rostro sin maquillar y vestía estilo “hippie” con unos pantalones bombachos y camiseta de mangas cortas.  La otra mujer era todo lo contrario, bajita y rellenita, tenía el pelo oscuro, corto y muy rizado.  Ella vestía algo más casual, pantalones vaqueros y camiseta.  Las dos podrían tener unos cuarenta y tantos añ

41. EL UNIFORME

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Mis jefes ya me han comprado varios uniformes para ir todas las empleadas conjuntadas.   Cada verano nos cambiaba el modelito, porque de un año para otro con el uso diario, acabábamos quedándonos sin uniforme.  Por ello, un invierno decidió colocarnos de uniforme un delantal muy chulo.   Me veía muy bien con él, además era muy cómodo y mi ropa se salvaba de las manchas de maquillaje o bolígrafo (es raro el día que no me manche).         Pero una clienta consiguió que lo odiara…   Esta clienta es una señora de unos setenta y tantos años, de pelo canoso, muy delgada y siempre va muy bien arreglada.   Suele ir una vez al mes a comprarme unos lapices de ojos, no es mala clienta pero cada vez que me veía con el delantal me daba la enhorabuena por mi embarazo.          No estoy delgada, pero tampoco me considero gorda, pero a esta señora cada vez que venía a comprar, me tocaba la barriguita y me felicitaba.    Yo la miraba y le decía: Yo: -Señora que no estoy embarazada-

40. EL CORONAVIRUS

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Tengo algunas clientas que no vienen a comprar, vienen a la tienda sin maquillar y se prueba todos los probadores de los stands (siempre les advierto que no es muy recomendable probarse en la cara los probadores ya que lo utilizan mucha gente, pero hacen caso omiso a lo que le digo) Al cabo de una media hora, después de preguntarme veinte veces como le queda lo que se ha puesto, se marcha a la calle toda maquillada y esplendida. Los otros días, una de las típicas señoras que vienen a maquillarse, me hizo tanta gracia su comentario que tuve que publicarlo en Twitter.   Os pongo en situación, ya sabes como esta el tema del Coronavirus, pues esta situación me ocurrió antes del que virus llegara a Europa...

39. LA CHICA JOVEN

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Una tarde, me encontraba de lo más tranquila reponiendo productos en la tienda, cuando de repente entra una chica de unos veintitantos años, bajita y regordeta, con una melena larga ondulada de color castaño claro.  Vestía con ropa cómoda con camiseta ancha de mangas cortas y unas mallas negra. Su aptitud era algo nerviosa, tenia una vibración por todo el cuerpo y no se quitaba la mano de la boca, mordiéndose las uñas.  Yo: -Dime ¿en qué puedo ayudarte?- le digo mientras me acerco a ella.  Ella sonriente me dice: -Hola, necesito ayuda sobre las sombras de ojos- Yo: -Claro, ¿Qué tono de color buscas?-   Le saco el muestrario de colores de las sombras y ella se acerca sin quitarse la mano de la boca a mirarlas. Clienta: -No sé, ósea- (aunque su apariencia no se le notaba, a la hora de hablar parecía que estaba imitando a una pija). Vamos a ver, es que yo voy a una boda y mi vestido es azul eléctrico.  Y no sé qué color me puede ir bien, ¿tú me entiendes?-.   Me ofrecí a

38. ¡¡QUIERO ESTE RUBIO!!

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Una tarde tranquila, me encontraba apuntando un pedido para proveer a la tienda de productos, cuando entran en la tienda tres jóvenes algo desaliñados.   Se trataba de dos chicas y un chico de unos 18 años aproximadamente, vestían con ropa deportiva (pero puedo asegurar que no venían de hacer deporte seguro).  Su actitud de mirada desafiante, me hacían pensar  que algo bueno no estaban tramando. Se plantan delante del mostrador, el chico con la mirada perdida se quedó a la derecha de sus amigas mirando fijamente a una pared de la tienda, en medio la chavala mas bajita (muy canija, parecía tan poquita cosa al lado de sus amigos), y a la izquierda la otra chica morena y mas rellenita.   La chica mas bajita, mirándome fijamente con esos ojos algo sobresalientes, me dice con voz chulesca: Clienta bajita:-Dame un tinte para quitar el color- Yo:-¿Como? Lanza un suspiro, como si le molestara que no la entendiera y mira a su amiga para que hablara por ella: Amiga

37. EXPLICARSE COMO UN LIBRO ABIERTO

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Hay clientas que para pedirme un producto se explican como si jugaran a las adivinanzas. Una mañana, me encontraba limpiando la tienda, cuando entra una señora bajita, muy morena de piel con el pelo negro, de unos cuarenta y tantos años.  Traía consigo un aparatoso carrito con un bebe, que al entrar en la tienda le metió tal empujón, que un poco más y me tira tres estanterías con productos. Lo aparca delante mio, y sin darme ni los buenos días, me dice... Señora:-Hola, dame eso....umm...lo del ojo- Yo: - ¿Un Perfilador? ¿Una sombra? ¿Una máscara?-  Señora: -Si, eso un lápiz- Suelto el trapo, y voy al stand de maquillaje.  Yo: -¿De que color?- Señora: -Mmm...¡Negro!- Vuelvo al mostrador. Yo: -Aquí tiene, ¿Algo más?- Señora: -Lo quiero de los que no hay que sacarle punta- Vuelvo al stand de maquillaje. Yo: -Ok, tome. ¿Algo más?-  Vuelvo al mostrador.  Señora: -No... Bueno si, un de esto- (Se señala los labios) Yo: -¿Una barra de labios? ¿Un Perfilado