32. LA SEÑORA DESORIENTADA

En este caso no supe si reír o llorar.

  Me encontraba atendiendo a una muchacha, mostrándole los distintos tipos de maquillaje en su rostro, cuando aparece una señora de unos sesenta y algo de años, vestida con el típico vestido floreado veraniego de toda señora de su casa, a juego con sus chanclas de playa.  Como no había sitio en la tienda (hablo con sarcasmo), se queda justamente pegada a la clienta que estoy atendiendo, mirándome fijamente.  


Estaba tan pegada, que la chavala se sintió muy incómoda y se echó a un lado diciendo:

Clienta joven: -Atiéndela a ella primero mientras yo me decido-, y eso hice. 

Me dirijo al mostrador para limpiarme con una toallita húmeda los dedos sucios de maquillaje, levanto la mirada y la veo frente a mí con la mirada clavada (creo que di un respingo)

Yo: -Dígame-.  

La señora lentamente le sale una sonrisa del rostro, da dos pasos más hasta clavarse el mostrador en el estómago y me dice: 

Señora extraña: -¿Me trajiste lo que te deje aquí?- y poniendo la mano encima del mostrador, hace un gesto con ella como si me hubiera dejado algo encima de él.  





Mi cerebro la escanea pero en mi base de datos no me sale como clienta reconocible, y menos alguien que me hubiera dejado algo en la tienda.  

Yo: -Aquí no me ha dejado nada.  ¿Qué dejó? ¿Y cuándo lo dejó?-

Ella sonriendo me dice: -Sí fuiste tú, ¿no hay más chavalas aquí trabajando?- mira a los lados buscando por la tienda y sigue diciendo: -No, eras tú, Te lo dejé aquí-.  

La muchacha que se encontraba detrás, me mira con cara de “no veas la que te ha tocado” y empieza a reírse, yo aparto la mirada rápido porque si no me entraba las ganas de reírme.

Yo: -Señora, ¿me puedes decir que producto me dejó aquí?- le pregunto ya un tanto mosqueada.  

La señora se inclina mucho más en el mostrador para mirar las estanterías que tengo detrás de mí y dice: 

Señora extraña: -No lo veo por ahí.  Yo te lo deje aquí. ¿No te acuerdas? Me lo ibas a buscar...- 

Yo: -Pero el que le iba a buscar señora.  ¿Qué producto? Yo ahí detrás no tengo nada.  Nadie me ha dejado nada.  ¿Qué es lo que me dejo?-. 

Ya su mirada empezó a perderse por el infinito, y moviendo la cabeza de un lado a otro me dice: 

Señora extraña:- ¡Ay! No te acuerdas ¡jeje!... tú así, y con la cabeza así… Te lo dejé aquí para que me lo buscaras- y vuelve a hacer el mismo gesto con la mano encima del mostrador.  

Cómo veía que esta conversación no iba a ninguna parte, supuse que esta mujer no podía estar bien, intenté no darle mucha importancia a lo que estaba hablando.  

Yo: –Si no me dices lo que dejó en la tienda no puedo ayudarla- 

Señora extraña: -Que pena que no te acuerdes, pero no pasa nada, no te preocupes.  Lo que voy hacer es ir a mi casa, me lo traigo y me lo buscas- 

Pase de contestarla y preferí seguirle la corriente

Yo: -Eso, mejor. Tráigamelo a la tienda y yo se lo busco- 

Y con una sonrisa se despide dirigiéndose a la calle, aunque la veía muy perdida a esa señora, estuvo mas de diez minutos decidiendo que dirección coger.  Mientras, la clienta del maquillaje, que estuvo atenta a toda la conversación, prefirió no opinar y con la mirada lo dijimos todo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

42. LA LECTORA

20. LA PENSATIVA

39. LA CHICA JOVEN