1. ¿EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN?


El cliente siempre tiene la razón

Este eslogan creado por Harry Gordon en 1909 para sus tiendas Selfridge en Londres, ha pasado de ser de una frase publicitaria a ser tomado como un derecho de los clientes hacia los trabajadores.

El eslogan lo que pretendía era informar de los buenos servicios que prestaban los comerciales para satisfacer las necesidades de los clientes.  Pero, ¿el cliente siempre lleva la razón?...

Yo opino que depende de la situación... cuando eres un comercial tienes que saber tratar a las personas, y saber que cada cliente es un mundo. Como siempre digo… “para tratar con la gente, hay que valer”, no todo el mundo posee la paciencia que se necesita para este trabajo.

Para empezar, hay que tener en cuenta las necesidades de cada consumidor, pero siempre dentro de un respeto… nunca, nunca, nunca se le debe de faltar el respeto a nadie, aunque el cliente llegue hecho un basilisco.  Yo prefiero escuchar, que se desahogue y cuando termina el cliente de vociferar, hablo yo.  El peor error que puedes cometer es ponerte a su altura.  Muchas veces cuando le demuestras que están equivocados, suelen tranquilizarse y pedir perdón por su actitud.  Eso no quiere decir que yo nunca me equivoque… todos somos humanos y hay que reconocer nuestros errores. 

En conclusión, ese eslogan ha hecho mucho daño en el mundo del comercial, y sé que muchos que trabajáis en atención al público os vais a sentir muy identificados conmigo.

Mi vida laboral comenzó en unos Multicines de seis salas de la ciudad donde resido.  Estuve allí seis años hasta el cierre del local. Y actualmente trabajo en una tienda de venta profesional de productos de belleza.  Cada trabajo tiene su demanda, y se me suele dar bien el trato con el cliente; pero pienso que con los años, la mala sobreinformación que recibimos a diario gracias a las nuevas tecnologías, el cliente consumista va evolucionando a peor. Así que os voy a relatar las desquiciantes y algo cómicas anécdotas que he vivido en el mundo laboral, ya que los buenos momentos (que no son pocos) no tienen tanta chicha al exponerlos.

La idea de recopilar estas anécdotas surgió hace ya tiempo, cuando me desahogaba con mis familiares y amigos sobre las cosas tan inverosímiles que me ocurrían, ellos no paraban de reír (aunque yo cuando los vivía era un suplicio).  Así que siempre me repetía: “Algún día escribo un libro”, hasta que me decidí hacer este blog… y la verdad que es muy terapéutico, ahora que lo voy leyendo la que se ríe soy yo.

Si alguien quiere dejar su opinión o compartir su experiencia (por favor sin faltar el respeto), puedes hacerlo en la sección de comentarios.



            


Comentarios

Entradas populares de este blog

42. LA LECTORA

20. LA PENSATIVA

39. LA CHICA JOVEN